Por Eduardo Grajales González y Raúl Vazquez Espinosa
En tiempos en los que la justicia social es la ruta que marca el trabajo colectivo interistitucional en el Gobierno de Chiapas , el programa de alfabetización Chiapas Puede, se levanta como una afirmación sensible, urgente y necesaria. No es sólo un proyecto institucional, es, en última instancia, una forma de actuar, una decisión política y humana que busca romper con inercias históricas y reconstruir los puentes entre la administración pública y las necesidades más profundas de la población. En especial, con quienes han sido, históricamente, excluidos del derecho a la palabra escrita. Chiapas Puede, conlleva una ruptura de raíz con la zona de confort de las estructuras administrativas tradicionales. Durante décadas, la alfabetización ha sido un trabajo pospuesto, delegado o reducido a programas limitados. Asumirla como una política estratégica estatal, implica cuestionar la lógica de la inercia, movilizar recursos humanos, técnicos e institucionales y reconocer que el rezago educativo no es una cifra, sino una deuda del Estado que es necesaria saldar.

Este programa convoca a todo el aparato de gobierno a salir de sus funciones normales, sus objetivos prioritarios, para, en coordinación con su propia ruta de trabajo, ir al encuentro de las y los ciudadanos que no han tenido acceso al derecho fundamental de leer y escribir. Es, en esencia, una pedagogía de compromiso real.
La administración del gobernador Dr. Eduardo Ramírez Aguilar ha propuesto un horizonte claro: el Humanismo que Transforma. Desde esta visión, la acción de gobierno deja de ser una maquinaria técnica de resultados fríos, de números y se convierte en una actividad profundamente humana. Chiapas Puede, es la materialización de este principio: alfabetizar es humanizar, es reconocer en el otro su derecho a comprender el mundo, a tomar mejores decisiones sustantivas, a participar plenamente en la comunidad. Acompañados de un gobierno que privilegia la justicia social.

Este enfoque no se limita al ámbito educativo. Implica una transformación ética de la administración pública. Cada acción debe tener un rostro, una historia, una comunidad detrás. La alfabetización, en este sentido, no es una política aislada, es el centro de un nuevo pacto social. Durante años, Chiapas ha sido retratado bajo el signo de la carencia. El estado más rezagado, el más pobre, el más olvidado. Chiapas Puede, quiere reinventar esta narrativa. No porque niegue los desafíos, sino porque apuesta a una verdad más honda: la dignidad y la capacidad de su gente para transformar su realidad.

Este programa se construye desde la convicción de que hay potencia en los pueblos, que alfabetizar no es sólo enseñar letras, sino reconstruir la esperanza, ampliar horizontes, y desmontar la idea de que siempre estamos condenados a lo peor. Es una afirmación radical de posibilidad.
Uno de los pilares más importantes del programa Chiapas Puede, es que no se queda en la alfabetización inicial. El objetivo es que quienes ingresen a los procesos de aprendizaje de la lectura y la escritura, puedan continuar su trayectoria educativa hacia la primaria y la secundaria. Este tránsito no es sólo un acompañamiento pedagógico, es un reconocimiento de derechos: nadie debe quedarse en la orilla del conocimiento.

Para ello, el programa articula esfuerzos con diversas instituciones educativas, promueve itinerarios formativos y construye una red de acompañamiento comunitario. La alfabetización es la puerta de entrada, pero el horizonte es la educación completa y digna para todas y todos. Un proyecto de esta magnitud no sólo implica mover estructuras técnicas o administrativas; implica cambiar la forma misma de entender la administración pública. Chiapas Puede, no es un programa más; es una política de Estado. Su implementación, involucra transversalmente a todas las dependencias: salud, desarrollo social, ayuntamientos, cultura, medios públicos. En este sentido, transforma de fondo la administración pública, porque la obliga a salir al territorio, a dialogar, a escuchar, a construir comunidad. Chiapas Puede, no es sólo un programa de alfabetización. Es un acto de afirmación, una experiencia plenamente humana y un ejemplo claro de cómo la administración pública puede convertirse en un acto pedagógico de transformación y justicia. Porque cuando una sociedad alfabetiza, no sólo escribe palabras, escribe su propio futuro.